la reliquia de Juan Pablo II, se trata de una gota de su sangre en un pequeño recipiente de cristal.
Bajamos a la ciudad de Braga sobre la una (las doce en Portugal), y después de hacer algunas compras, y callejear un poco, por los alrededores del Palacio Episcopal y los Jardines de Santa Bárbara, descubrimos la catedral, una auténtica joya en medio de casas, nos sorprendió por su sencillez por afuera y por su decoración gótica por adentro, son magníficos sus techos abovedados y decorados enteramente con frescos, y sus dos órganos que aún funcionan, y por muchas cosas más.
Comimos en la ciudad, y por un módico precio disfrutamos de los platos típicos.
Por la tarde nos acercamos a Guimaraes, una ciudad pequeña pero llena de historia. Visitamos el castillo y el Palacio de los Duques de Bragança, donde sorprenden los techos y sobre todo el del salón de banquetes con su artesonado en forma de casco de barco invertido. Al lado de la Iglesia de San Gualter tomamos unos excelenes bombones y también disfrutamos de la magnífica pastelería portuguesa, para coronar un día de buen tiempo, compañerismo y buena sintonía.